miércoles, 16 de marzo de 2011

noches árticas


El diablo me ha hablado.

Lo cierto es que no lo ha hecho en el sentido que todos conocemos. Digamos que me ha escrito.
Lo realmente cierto es que yo lo he leído.
En una noche de insomnio, de esas noches que el insomnio no viene tanto a ti como tu lo provocas, como os digo, tropiezo con el diablo, que al parecer también padece insomnio (o tal vez nunca duerme, prefiero pensar que esa es su naturaleza) y como ocurre en todas mis noches árticas, todo lo que ocurre, ocurre para mi. Por lo tanto debemos aceptar que el diablo me ha hablado.


“(Cierra los ojos. Escucha en la oscuridad
cómo resuenan las cajas de música.
Inténtalas parar.)"

Supongo que creeréis que aun a pesar de haberlo leído, como ocurre en los sueños, hoy, días después, no entiendo como llegué hasta él, no recuerdo que soñé, pero había una diabólica propuesta……cuéntanos tus noches árticas.

Si algo tienen en común esas noches,  es precisamente eso, que son blancas, cegadoramente blancas, improductivamente blancas, como blanco es el fondo de escritorio al que me enfrento para cumplir con el deseo del diablo, que no debe ser otro que poner en evidencia la esterilidad de las noches árticas.
Esta sensación no es nueva, y ni siquiera es necesariamente nocturna……una mañana ártica en un tribunal de oposición…..ante la pregunta insistente de un niño….ante el veredicto de un médico que te asegura que no estas enfermo….ante la despedida de un viejo amante…….
Hay noches en las que mis pensamientos saltan de una idea a otra en un divertido juego en el que la idea anterior desaparece antes si quiera de ser concebida como tal. Otras noches no hay espacio más que para una sola idea, y creo que esas son las peores. Hay noches que deseo que lleguen las noches árticas, para quedar en blanco, o a oscuras que al fin y al cabo en este mundo son lo mismo. Hay también noches árticas selladas con árticos derrames de mi cuerpo. Estas, no son las mejores.

Al final acepto el diabólico juego, y decido escribir…..

(Me quedo en blanco, no puedo escribir, no se escribir….)

Mejor que escribir será preparar el hogar de mis palabras. Se llamará BLOG, extraña palabra, pero no tanto como extraño es el camino para conseguir la escritura de ese hogar. Hoy no se cuantas cuentas, contraseñas, títulos, y cosas parecidas me han sido solicitadas para tener esa propiedad. El diablo olvidó dejarme un mapa, como los de las ciudades, o el del metro, en el que aparezca claramente marcado el camino. Porque tendrá que haber un camino…….
Ni siquiera he sido capaz de escribir un titulo…
Confiare en que el diablo llegue hasta estas palabras y considere mi torpeza para cumplir con nuestro pacto.
“me voy a inventar un plan para escapar hacia delante….”
Y si no es así, tal vez esta noche decida empezar a escribir una nueva noche ártica.




(horas después: siento el diablo en mi)

1 comentario:

  1. El diablo te ha leído.
    Cómo se te ocurre invocarle desde la claridad de las noches árticas. Se te veía desde bien lejos... :D

    Sigue el resplandor. No hay pérdida.

    Adelante...

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